lunes, 6 de octubre de 2014

DILIs del mundo, uníos

Ya desmonté en este mismo espacio tiempo atrás los mitos sobre el presunto y supuesto atractivo que despertamos los padres entre el género femenino. Ha quedado demostrado con hechos que la capacidad del padre para provocar instintos primarios entre las féminas, ya sean casadas, madres, solteras, abuelas o estudiantes universitarias, no guarda relación alguna con el hecho de llevar un niño/a colgado del brazo.

Más bien al contrario, ha quedado evidenciado que la invisibilidad del padre hacia el género opuesto se acrecenta y acentúa cuando nos exponemos en la vía pública con un retoño, dado que todas las miradas, comentarios, carantoñas y zarandajas se dirigen de forma exclusiva hacia él.

Pues bien, traigo ahora a colación otro mito más que en las últimas fechas se está extendiendo en redes sociales bajo la etiqueta “DILFs”, acrónimo de origen anglosajón resultante de la expresión ‘Dad I’d Like to Fuck’, o lo que es lo mismo, ‘Padre con el que me acostaría’, y que no es más que una extensión de las conocidas MILFs o maduritas sexys que surgieron tras el fenómeno de Amercian Pie y la madre de Stifler.

Parece ser que se están poniendo de modas los DILFs, o papás con actitudes cariñosas para con sus vástagos que, además o quizá como consecuencia de ello, desprenden y destilan atractivo y poder de seducción hacia el sexo opuesto (y hacia el propio, obviamente). Se citan a modo de ejemplo casos como los de Ryan Gosling, Hugo Silva, David Beckham o Brad Pitt. Ahí es ná.

Ahora resulta que esta caterva liga porque son padres, no te jode. ¿En qué lugar nos deja esto al resto? Si ellos, guapos, ricos y famosos, son DILFs ¿qué somos los demás?  ¿DILIs? ¿Dads I’d like to Ignore? ¿Acaso esta clase de “padres buenorros” se pasan la noche en vela porque lloren sus hijos? ¿Les manchan sus rubísimos y guapísimos bebés sus trajes de Armani cuando les dan el potito multifrutas? ¿Se ensucian sus preciosas manos con las deposiciones de sus críos? ¿Llegan a casa después de currar 8 horas y se lían la manta a la cabeza para preparar meriendas, bajar al parque, bañar a los niños, darles la cena y acostarles? ¿Lidian con los pequeños cuando se ponen cabezones y pretenden llamar la atención? ¿Salen de madrugada en busca de farmacias de guardia para abastecerse de Dalsy y/o Apiretal cuando la fiebre aflora? Dúdolo.

Es fácil ser DILF cuando sólo tienes que preocuparte de ponerte mono para las fotos, durmiendo a pierna suelta y sin preocuparte de llegar a fin de mes. Así la piel luce mucho más tersa y el pelo reluce bajo el sol de otoño, nos ha jodido.


Desde aquí hago un llamamiento a todos los DILIs del mundo para que nos unamos y seamos tendencia con nuestras ojeras, nuestras camisas arrugadas, nuestro pelo descuidado (el que aún lo mantenga) y nuestro culo pelao de cambiar pañales, calentar biberones, aguantar llantinas y pasar noches en vela. DILIs del mundo, unámonos.


2 comentarios:

  1. ¡Cuenta conmigo!
    Por cierto, magnífico blog y magnífica iniciativa divulgativa. A ver si se entera el mundo de nuestro sacrificio descarnado.

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  2. Muchas gracias, éste es un modesto espacio de terapia para volcar el descoloque paterno, que por lo que veo es más generalizado de lo que creía. Un abrazo

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