Ya desmonté en este mismo espacio tiempo atrás los mitos
sobre el presunto y supuesto atractivo que despertamos los padres entre el género
femenino. Ha quedado demostrado con hechos que la capacidad del padre para provocar
instintos primarios entre las féminas, ya sean casadas, madres, solteras,
abuelas o estudiantes universitarias, no guarda relación alguna con el hecho de
llevar un niño/a colgado del brazo.
Más bien al contrario, ha quedado evidenciado que la invisibilidad
del padre hacia el género opuesto se acrecenta y acentúa cuando nos exponemos
en la vía pública con un retoño, dado que todas las miradas, comentarios,
carantoñas y zarandajas se dirigen de forma exclusiva hacia él.
Pues bien, traigo ahora a colación otro mito más que en las últimas
fechas se está extendiendo en redes sociales bajo la etiqueta “DILFs”, acrónimo
de origen anglosajón resultante de la expresión ‘Dad I’d Like to Fuck’, o lo
que es lo mismo, ‘Padre con el que me acostaría’, y que no es más que una
extensión de las conocidas MILFs o maduritas sexys que surgieron tras el fenómeno
de Amercian Pie y la madre de Stifler.
Parece ser que se están poniendo de modas los DILFs, o papás
con actitudes cariñosas para con sus vástagos que, además o quizá como
consecuencia de ello, desprenden y destilan atractivo y poder de seducción
hacia el sexo opuesto (y hacia el propio, obviamente). Se citan a modo de ejemplo
casos como los de Ryan Gosling, Hugo Silva, David Beckham o Brad Pitt. Ahí es ná.
Ahora resulta que esta caterva liga porque son padres, no te
jode. ¿En qué lugar nos deja esto al resto? Si ellos, guapos, ricos y famosos,
son DILFs ¿qué somos los demás? ¿DILIs?
¿Dads I’d like to Ignore? ¿Acaso esta clase de “padres buenorros” se pasan la
noche en vela porque lloren sus hijos? ¿Les manchan sus rubísimos y guapísimos
bebés sus trajes de Armani cuando les dan el potito multifrutas? ¿Se ensucian
sus preciosas manos con las deposiciones de sus críos? ¿Llegan a casa después
de currar 8 horas y se lían la manta a la cabeza para preparar meriendas, bajar
al parque, bañar a los niños, darles la cena y acostarles? ¿Lidian con los
pequeños cuando se ponen cabezones y pretenden llamar la atención? ¿Salen de
madrugada en busca de farmacias de guardia para abastecerse de Dalsy y/o
Apiretal cuando la fiebre aflora? Dúdolo.
Es fácil ser DILF cuando sólo tienes que preocuparte de
ponerte mono para las fotos, durmiendo a pierna suelta y sin preocuparte de
llegar a fin de mes. Así la piel luce mucho más tersa y el pelo reluce bajo el
sol de otoño, nos ha jodido.
Desde aquí hago un llamamiento a todos los DILIs del mundo
para que nos unamos y seamos tendencia con nuestras ojeras, nuestras camisas
arrugadas, nuestro pelo descuidado (el que aún lo mantenga) y nuestro culo
pelao de cambiar pañales, calentar biberones, aguantar llantinas y pasar noches
en vela. DILIs del mundo, unámonos.
¡Cuenta conmigo!
ResponderEliminarPor cierto, magnífico blog y magnífica iniciativa divulgativa. A ver si se entera el mundo de nuestro sacrificio descarnado.
Muchas gracias, éste es un modesto espacio de terapia para volcar el descoloque paterno, que por lo que veo es más generalizado de lo que creía. Un abrazo
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